viernes, 30 de mayo de 2008

Pide un deseo

En una ocasión, un Rey de un lejano País - pensando que era necesario que su pequeño hijo conociera las necesidades de su Pueblo - quiso llevar al pequeño heredero a dar un paseo por el campo.
- Hijo, quiero que conozcas lo que es la pobreza. Algún día serás Rey y te servirá esta experiencia para poder conducir mejor tu Reino.
Marchó entonces con el pequeño Príncipe y lo llevó a dar un largo paseo en el carruaje real. En el camino, el pequeño observaba las casas, los otros niños, las parcelas de cultivo. En un punto del camino, pararon en una casa escogida al azar y se acercaron a saludar a los súbditos que allí habitaban, y entre los cuales se encontraban unos alegres niños que corrían y jugaban con su perro mascota. Con sorpresa fueron invitados por los dueños de esta humilde vivienda a compartir con ellos sus precarios alimentos, los cuales degustaron todos con alegría.
Nuevamente emprendieron su camino por aquellas vías del reino y pronto les sorprendió la noche. Entonces el Rey decidió emprender el regreso al palacio.
AL llegar a su residencia, el padre preguntó al pequeño:
- Ahora has conocido el que es la pobreza. ¿Qué me puedes decir al respecto ?
Lo que el pequeño soberano contestó dejó al padre sorprendido:
- Padre, gracias por esta gran lección que me has dado. He podido apreciar la paz y felicidad con la cual viven nuestros súbditos. He sentido la frescura del campo, la belleza de la libertad, la armonía que se vive en sus hogares. Que gozo poder admirar el cielo como se ve desde los campos, que alegría ver las aves volar por los cielos, los animales correr por el campo . Como querría yo poder tener una mascota con quién jugar. Cuánto desearía tener unos hermanos como aquellos con los que compartír la comida.
Sería inmensamente feliz si todos los días pudiera admirar la puesta del sol como hoy y como nuestros súbditos el aprecian todos los días... Que razón tenías padre, cuánta riqueza hay en el mundo, y cuánta pobreza nos aflige a los príncipes... Gracias por haberme permitido darme cuenta que pobres somos y que ricos son nuestros súbditos. Espero que ellos me permitan compartir su riqueza cuando yo sea su Rey.

6 comentarios:

MARNIE dijo...

Cuánta verdad en lo que has escrito, la felicidad es tan sencilla que tanto artificio la sonroja.
Besos desde la esquinita del Atlántico
Marnie

tia elsa dijo...

Hermoso cuento para reflexionar sobre que es la riqueza y la pobreza, cuando somos niños tenemos la capacidad de ver con la lógica de la inocencia, los cuentos con moraleja nos ayudan a recobrar al niño que alguna vez fuimos, como siempre un placer leerte, un abrazo fuerte Tía Elsa

Sara dijo...

Guahhh! que bonito! y es que realmente esa es la felicidad...no me canso de decirlo, yo soy feliz con las cosas sencillas, precisamente con las cosas que le hacen feliz a ese principe: los mios ( familia, amigos, quien me necesite)el amanecer, atardecer, añochecer, el mar, el compartir todo, el trino de un pájaro,el murmullo del agua, LA VIDA VERDADERA, pero realmente un poder maquiavelico intenta por todos los medios manipular nuestras mentes y hacer ver que lo importante son otras cosas, pero estoy en acuerdo con ese principe...aquí, en nuestro mundo está cambiado el concepto de riqueza.
Un abrazo amigo

Esteve Gallardo dijo...

el despertar, oir el sonido de los pajaros, del mar, del viento......
eso alimenta mi alma y fortaleze mi serenidad y templanza.
besos

Anónimo dijo...

Éste cuento me llegó como ninguno otro... Alguna vez tuve todo lo que alguien pudiera desear, sin embargo, también viví y experimenté el vacío y soledad que te consumen...
Hoy crío a mis dos hijos sola, duermo 4 horas, trabajo todo el día, estudio psicología por las noches, no tengo alguien que me ayude en casa, por lo que debo ser además dueña de casa... desde fuera se ve terrible... pero yo me siento el ser más feliz, una chica súper poderosa... ver cada noche dormir a mis hijos, verles sanitos, bien, contentos y saber que eso es gracias a mi... me hace sentir el ser más rico del mundo... tengo el amor necesario (mis hijos), que son mi motor, mi razón de todo, y además de todas aquellas cosas que aquel príncipe descubrió... y es que la verdadera riqueza, está en saber que la felicidad no necesita de nada más...bastan cosas y actos simples...nada más.

Un fortísimo abrazo.

Pequeña Ainhoa dijo...

Muy bonito y como siempre tiene un gran significado, la felicidad no siempre viene de la mano de la riqueza, hay cosas más pequeñitas que nos pueden dar gran felicidad.
Un beso hasta el cielo.
Buen fin de semana.
Loly, la mamá de Ainhoa