jueves, 24 de abril de 2008

La maestra Thompson

Su nombre era Mrs. Thompson. Mientras estuvo al frente de su clase de 5º grado, el primer día de clase lo iniciaba diciendo a los niños una mentira.
Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos les decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado: Teddy Stoddard.
Mrs. Thompson había observado a Teddy desde el año anterior y había notado que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada y constantemente necesitaba darse un buen baño.
Teddy comenzaba a ser un tanto desagradable. Llegó el momento en que Mrs. Thompson disfrutaba al marcar los trabajos de Teddy con un plumón rojo haciendo una gran X y colocando un cero muy llamativo enla parte superior de sus tareas.
En la escuela donde Mrs. Thompson enseñaba, le era requerido revisar el historial de cada niño, ella dejó el expediente de Teddy para el final.
Cuando ella revisó su expediente, se llevó una gran sorpresa. La Profesora de primer grado escribió: "Teddy es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales... es un placer tenerlo cerca".
Su profesora de segundo grado escribió: "Teddy es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su casa debe ser muy difícil".
La profesora de tercer grado escribió: "Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. El trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas".
Su profesora de cuarto grado escribió: "Teddy se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela.
No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase".
Ahora Mrs. Thompson se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Ella comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos les llevaron sus regalos de Navidad, envueltos con preciosos moños y papel brillante, excepto Teddy. Su regalo estaba mal envuelto con un papel amarillento que él había tomado de una bolsa de papel.
A Mrs. Thompson le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con solo un cuarto de su contenido.
Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca.
Teddy Stoddard se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir:
"Mrs. Thompson, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá".
Después de que el niño se fue ella lloró por lo menos una hora..
Desde ese día, ella dejó de enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir.
En lugar de eso, comenzó a educar a los niños. Mrs. Thompson puso atención especial en Teddy.
Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, él respondía más rápido.
Para el final del ciclo escolar, Teddy se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de su mentira de que quería a todos sus alumnos por igual, Teddy se convirtió en uno de los consentidos de la maestra.
Un año después, ella encontró una nota debajo de su puerta, era de Teddy, diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida. Seis años después por las mismas fechas, recibió otra nota de Teddy, ahora escribía diciéndole que había terminado la preparatoria siendo el tercero de su clase y ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida.
Cuatro años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la escuela y pronto se graduaría con los más altos honores. Él le reiteró a Mrs. Thompson que seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida y su favorita.
Cuatro años después recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que después de que concluyó su carrera, decidió viajar un poco. La carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un poco, la carta estaba firmada por Theodore F. Stoddard, MD.
La historia no termina aquí, existe una carta más que leer, Teddy ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse.
Explicaba que su padre había muerto hacía un par de años y le preguntaba a Mrs. Thompson si le gustaría ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio, por supuesto Mrs. Thompson acepto y adivinen...
Ella llega usando el viejo brazalete y se aseguró de usar el perfume que Teddy recordaba que usó su madre la última Navidad que pasaron juntos. Se dieron un gran abrazo y el Dr. Stoddard le susurró al oído, "Gracias Mrs.Thompson por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia".
Mrs. Thompson con lágrimas en los ojos, tomó aire y dijo, "Teddy, te equivocas, tú fuiste el que me enseñó a mí que yo puedo hacer la diferencia.
"No sabía cómo educar hasta que te conocí".


La maestra (Power point)

10 comentarios:

Tormenta. dijo...

Buff cachis, si lo sé me quito antes el rimel..caray.. que me emociono!!!!!!!!!! Un historia,un cuento,pre-cio-so...

Besos!.

Hoy quiero contarte dijo...

Educar es cosa del corazón. No basta con amar a los chic@s, es necesario que se den cuenta de que se les ama (Don Bosco)

Mediterráneo dijo...

Me he emocionado.
Todos los niños del mundo deberían tener una maestra "Mrs. Thompson".

Buena lección de humanidad.

Mis saludos, Sr. Cuentacuentos

Sara dijo...

Guau!! éste me ha emocionado especialmente, sabes? cuantas veces he dejado de dar materia ("importante según la ley") a mis alumnos, para dedicarme a ellos, a su educación, a que no consientan ser mano de obra barata, a pensar, a que no sean manipulados por nada ni nadie, a que sepan tomar sus propias decisiones, a equivocarse, a respetar, a consensuar, a hablar más de la vida y menos de contabilidad o Proyecto empresarial, porque considero que nuestro más importante Proyecto son ellos, su vida vivida con amor, respeto hacia los demás...
Y efectivamente, hoy quiero contarte, eso lo decia "Don Bosco" Patrón de mi Centro de trabajo.
Me ha gustado mucho mucho tu cuento , no lo conocía pero desde HOY irá siempre conmigo como legado de mi profesión .Mil Gracias

un abrazote

Pequeña Ainhoa dijo...

Me ha encantado y que verdad es que educar es cosa del corazón, Don Bosco y su proyecto hombre es una gran obra a la cual deberiamos todos ayudar.
Este cuento-historia me ha emocionado mucho, pienso que tenemos que ver más alla de lo que simplemente ve el ojo humano y debemos saber dar amor a todo aquel que este falto de él.
un beso hasta el cielo.
Loly, la mamá de Ainhoa

Pequeña Ainhoa dijo...

Me ha encantado y que verdad es que educar es cosa del corazón, Don Bosco y su proyecto hombre es una gran obra a la cual deberiamos todos ayudar.
Este cuento-historia me ha emocionado mucho, pienso que tenemos que ver más alla de lo que simplemente ve el ojo humano y debemos saber dar amor a todo aquel que este falto de él.
un beso hasta el cielo.
Loly, la mamá de Ainhoa

tia elsa dijo...

Que hermoso cuento! Realmente me ha emocionado, cuantas veces juzgamos por la apariencia y cuantos nos equivocamos! Los niños son material muy maleable, podemos en esa etapa hacer mucho por ello. Felicitaciones, enviare este cuento a mis conocidos y me das material para contárselo a mi hijo antes de irse a dormir. besitos

lamcmbm dijo...

Todos deberiamos tener a un Mrs. Thompson en nuestras vidas, para que nos recuerde lo especiales que somos, en aquellas horas bajas en que dejamos de creer en nosotros mismos.
Este cuento tambíen me hace pensar en aquel dicho que dice que "muchas veces juzgamos los libros por las tapas y no por su contenido". Lo cierto es que suerte que existen personas que miran más allá.
Saludos..

Anónimo dijo...

ufff¡¡¡ si pudieramos encontrar a personas así o si pudieramos ser Mrs Thompson para algunos niños que nos necesitan... les haríamos tanto bién¡¡¡

Anónimo dijo...

Hoy busque este cuento que me lo enviaron hace muchos años para compartirlo con mis colegas ya que mañana se celebra el Día del Maestro y a pesar de haberlo leido muchas veces antes, hoy igual que antes me puse a llorar casi como cuando lei este cuento por primera vez. Ojala muchos colegas puedan entedender la bendicion que tenemos al poder desempeñarnos como maestros y poder formar hombres y mujeres con un corazón que pueda amar al otro como asi mismo.